Ficus talado y arrancado. Alicante

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Calle Prudencio de la Viña (Alicante), al atardecer con luz solar de un día después de la lluvia.

Para conseguir grandes fotografías luminosas no hay que irse al Sahara, las tenemos aquí en Alicante, lo que hace falta es saber ver.  Foto Palmeral. 8 de spetiembre 2015.

domingo, 6 de septiembre de 2015

"El cazador del arcos iris". Libro impreso. Amazon. Ramón Fernández Palmeral

                                          (Portada del libro. Un arco iris sobre Cerro Lucero)

Autor Ramón Fernández Palmeral

5.5" x 8.5" (13.97 x 21.59 cm)
Black & White on Cream paper
410 pages/ páginas
ISBN-13: 978-1517221911 (CreateSpace-Assigned)
ISBN-10: 1517221919
BISAC: Fiction / Biographical


                           COMENTARIO EN LA CONTRAPORTADA

“El cazador del arco iris” es una obra narrativa con elementos poéticos y cierto realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades actuales.
El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando por la Guerra de Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.


Ramón Fernández es un gran seguidor de las obras de Gabriel García Marquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar, José Luis Borjes, Mario Vargas Llosa y del realimso mágico hispanoamericano. Así como de Juan Benet. Aldecoa, Ana María Matute, Miguel Delibes, Julio Llamazares... De tos estos autores hya referencias. 

sábado, 5 de septiembre de 2015

La lluvia en Alicante es una necesidad acuciante. Fotos de Palmeral



    Esta mañana al despertarme a las 7 de la mañana y abrir la ventana de mi dormitorio me encontré con la grata visita de la lluvia, plácida y suave como unas manos ociosas  sobre las terrazas colindante que dan a mi vista tendiendo invisible por la niebla, pero adivinando, los cerros de Foncalent. En la otra parte, en la terraza contemplo la plaza de La Viña con reflejos de los faroles en el  agua dulce y  refrescante. Y cómo se respira en esta apartada galería, donde está mi estudio y mi horas de trabajo y ocio, porque el escribir y el pintar son un placeres sólo compables con el amor.
    Pasada por agua están las casetas de una verbena que hubo la noche del sábado musical, pero hoy es como una dama de plumaje mojado que ha de ir a la peluquería, pero hoy es domingo 6 de septiembre y las peluquerias están con las persianas en rindan candados.
    Y es que en Alicante llueve poco para gozo de turistas y playeros, por el contario, es aciciante qaue llueva, ansiados elementos vitales para los agricultores, para nuestro pantanos secos como las momias de barro, secos como los gerreros chinos de terracota. Por eso cuando llueve me viene al cuerpo una alegría inmensa, una alegría indescrictible que me entra los por ojos, la nariz y el olfato con ese olor peculiar de la tierra mojada y esponjosa, alvero donde los silenciosos y quietos árboles esperan como maná el agua que les dejarán los pies de raíces regadas y húmedas para una postrera primavera florecida. ¡Dios aprieta pero no ahoga!, salvo cuando se cabrean las nubes de los infiernos del cielo.

Ramón Palmeral
Alicante, de de septiembre 2015